Si eres propietario en un barrio de moda, de esos en los que todos quieren vivir y que antes era un barrio popular, estás de enhorabuena o quizá no. Depende cómo lo mires. Te presentamos en este artículo varios consejos para aprovechar la gentrificación de tu barrio y también de paliar sus desventajas.
La gentrificación es el proceso por el que un barrio popular, mayoritariamente depreciado, mal cuidado y con ciertas carencias, pasa a ser un barrio elitista en el que se instalan comercios y servicios de alto nivel en detrimento del comercio tradicional, y en el que el precio del suelo, tanto para alquilar como para alquilar se eleva de forma sensible.
Ventajas y desventajas
Todo depende de tu situación respecto al piso. Si eres el propietario de la vivienda, todo serán ventajas:
- Más seguridad. Que vengan nuevos habitantes de clase media alta propugna más impuestos, más cuidado y más seguridad en las calles.
- Mejores comercios y servicios. El dinero llama a los negocios. Si bien se pierde el comercio y el bar tradicional, se abren franquicias que los sustituyen, eso sí, a precios más elevados. No está garantizado que sean mejores, pero se supone que tienen un modelo de negocio más optimizado de cara al cliente que el tradicional. Además se abre la variedad de servicios comerciales, porque la riqueza llama a la especialización.
- Más servicios públicos y privados. También se abren nuevos y se mejoran los servicios públicos, como los ambulatorios, más y mejores centros educativos (colegios, academias, guarderías), farmacias, centros de entretenimiento y deporte, etc.
- Mejor movilidad. Los ayuntamientos suelen mejorar el acceso a los barrios gentrificados para incentivarlos. Los dotan de metro, más líneas de autobús, acceso con vehículo privado, más zonas peatonales sin coches, etc.
- Calles más limpias y bonitas. Los propietarios de los inmuebles tienden a reformar sus edificios para revalorizalos y poder exigir más precio de renta o de venta. Además, los comercios se renuevan y se instalan franquicias de diseño.
Pero también hay desventajas para el propietario:
- Mayores impuestos. Los mejores y más servicios públicos conllevan más tasas municipales, mayor valor catastral y por ende más IBI y más plusvalías.
- Precios más caros de los productos y servicios del barrrio. Los comercios y servicios del barrio pagan mayores rentas, que deben repercutir necesariamente en sus ventas.
- Menor convivencia. Está demostrado que a medida que la esencia de los barrios se pierde en beneficio de la modernidad, hay menos contacto, relaciones y conversaciones con los vecinos. Se sustituyen los vecinos de toda la vida por alquilados que van y vienen cada poco tiempo.
¿Cómo aprovecharlo?
Naturalmente, como propietario de un piso en un barrio gentrificado la vivienda adquiere más valor. Se facilita el alquiler, pues aumentan considerablemente los demandantes. Los barrios de moda como La Latina (zona Palacio), Chueca, Malasaña o últimamente Lavapies, todos en Madrid, atraen en mayor porcentaje a los posibles inquilinos. Se pueden pedir condiciones duras a los candidatos, no solo en cuanto a la renta, sino de fianza, nóminas, situación financiera. etc.
Y para venderlo, los precios de venta se disparan en un barrio gentrificado. ¿La desventaja? Que la tentación de dejar de vivir y trasladarse, es alta ante una buena oferta. Pero nuestro consejo es aguantar, porque los pisos seguirán subiendo y subiendo, y mientras podremos disfrutar de un buen barrio.
En cuanto a compensar las desventajas, todo depende de nosotros, si queremos convivir como siempre, y además, aprovechar los nuevos servicios, que por su variedad, alguno de ellos se adaptará a nuestros gustos. Como una panadería de masa madre, un centro pilates o una galería de arte.